Rayuela – Descripción de Paris

En nuestra clase de Literatura leímos el cuarto capítulo de Rayuela y tuvimos que buscar imágenes para unir a citas encontradas en el capítulo que describan a la ciudad de París.

https://docs.google.com/presentation/d/1-DTQhKQvop9RG4IN99s_g3xNQmknKHaKQnroe6__IX8

Mujeres Poetas del Siglo XX – Ensayo

Como en nuestra clase de Literatura estuvimos analizando la vida y algunos poemas de algunas mujeres del siglo XX, nuestra profesora Camila nos pidió que eligiéramos una hipótesis para escribir un ensayo. Yo elegí la seguiente:

“Las poetas del siglo XX han denunciado las represiones que debe enfrentar la mujer en su sociedad. Sin embargo, lo han hecho desde diversos enfoques”. CORPUS: poemas de Alfonsina Storni, Julia de Burgos y Alejandra Pizarnik (al menos un poema de cada autora).

    Durante el siglo XX, las mujeres debieron enfrentar y lidiar con muchas represiones por parte de la sociedad en la que vivían. Se vieron forzadas a vivir en una época en la que el machismo predominaba. De todas formas, varias mujeres se reusaron a permanecer sometidas y encontraron formas de  expresarse y denunciar a través de la literatura estas represiones. A continuación analizaremos algunas piezas de poetas donde hacen estas acusaciones en esfuerzos de defender los derechos del sexo femenino, aunque desde diferentes puntos de vista y concentrándose en diferentes aspectos donde la opresión estuvo presente.

Primero, “Tú me quieres blanca”, por Alfonsina Storni es un poema donde se denuncia, principalmente el contraste entre el hombre y la mujer y entre lo que se espera y es aceptado de cada uno. El poema comienza describiendo las expectativas en cuanto a las mujeres y se establece su estereotipo. Esto se hace a través de la elección de palabras específicas como ‘alba’, ‘nácar’, ‘casta’, ‘tenue’, ‘nívea’, ‘blanca’, ya que crean una imagen de delicadeza y pureza, rasgos que la mujer debía tener en esa época; y a través del uso de recursos fónicos, como la anáfora y la repetición. Por ejemplo, se repite la palabra ‘Tú’ al comienzo de varios versos y hay repetición de palabras como tal, y como ‘quieres’ y ‘alba’ que representan la acumulación de pretensiones del hombre. Luego, prosigue a describir y denunciar la actitud y el comportamiento del hombre en contraste de las mujeres. La voz poética lo acusa de  tomar y comer al decir “Tú que hubiste todas//las copas a mano,// de frutos y mieles//los labios morados”, y al decir “dejaste las carnes” lo critica por destruir su cuerpo por dedicarse a saciarlo en vez del alma. Además, la crítica es reforzada con la imagen oscura y negativa que crean las palabras ‘morados’, ‘negros’ y ‘rojo’ en contraste con las que se usaban en las estrofas anteriores. Y en la cuarta estrofa, al nombrar algunas de las pretensiones y luego exclamar “Dios te lo perdone”, declara que el hombre no tiene derecho a exigirle a la mujer castidad y pureza mientras que él se comporta de esa manera, dándole mayor importancia a los placeres mundanos. Dentro de todo, Alfonsina denuncia a la sociedad por tener una imagen muy idílica de la mujer y al hombre por pretender que la mujer la cumpla mientras que él tiene una actitud pecaminosa, superficial e hipócrita.

Segundo, en “Pudiera Ser”, Alfonsina Storni también denuncia y critica, pero desde un punto de vista completamente diferente al visto anteriormente. En este poema denuncia el lugar de la mujer en la tradición familiar y en la sociedad en general. El yo poético, comienza el poema con una declaración muy impactante: “Pudiera ser que todo lo que en verso he sentido,//no fuera más que aquello que nunca pudo ser”. Esta frase hace referencia a que el lugar que la mujer ocupa en la literatura es lo que nunca pudo ser en la sociedad, o el lugar que la sociedad nunca le dejó tener. En esa misma estrofa prosigue a utilizar las palabras ‘vedado’ y ‘reprimido’ que generan una sensación de encierro y de prohibición a causa de un agente externo, la sociedad, que no permite que la mujer sea libre como es en la literatura. Esta idea de represión es continuada al expresar que todo lo que las mujeres podían hacer estaba ‘medido’ y al final a través de la antítesis entre las palabras ‘encerrado’ y ‘libertado’. Además, en el poema, no solo se habla del lugar de la mujer como uno lleno de restricciones y controles, sino también se habla de este como un escondite en el silencio ya que expresa que las mujeres eran silenciosas y que “en la sombra [lloraban]”, como escondiéndose. Finalmente, en la última estrofa la poeta al decir “mordiente”, “vencido” y “mutilado”, tiene la intención de postular el estado del alma femenino para mostrar lo que la sociedad le causa. Es por esto que se podría decir que en “Pudiera Ser”, Storni denuncia no sólo que la sociedad imponía mucho control y restricciones sobre la mujer, sino que no permitía que las mujeres sean libres, forzándolas a aislarse y a lamentarse en soledad.

Tercero, en “A Julia de Burgos”, Julia de Burgos presenta y contrasta las personalidades de dos mujeres para representar a la imagen de libertad y la de opresión y así, mostrar su crítica hacia la sociedad del siglo XX. La principal denuncia del poema es la superficialidad de la época. Se utiliza apostrofe para hacerle una crítica directa a la mujer mundana a la que el poema está dirigido. “Tú te rizas el pelo y te pintas; yo no;// a mí me riza el viento, a mí me pinta el sol”, en esta cita la poeta acusa a las mujeres de preocuparse mucho por su apariencia mientras que deberían desinteresarse de las cosas materiales y concentrarse en la naturaleza. De todas maneras, antes, hizo una crítica directa, no solo a las mujeres, sino que a todas las personas. “Tú eres como tu mundo, egoísta”, en esta cita ella denuncia el egoísmo del mundo reclamando que la gente es egocéntrica. Y finalmente, también critica el machismo y el trato hacia las mujeres que solía haber. “Tú eres de tu marido, de tu amo”, esta frase demuestra cómo las mujeres eran consideradas objetos con dueños. El contraste con la imagen idílica de libertad, autonomía y fortaleza del yo poético demuestra la crítica hacia esta opresión y privación de derechos que solía reinar en cuanto al sexo femenino.

Cuarto, en “La Enamorada”, Alejandra Pizarnik comienza el poema con un verso muy impactante: “esta lúgubre manía de vivir”. Un aspecto fundamental de la vida es la sociedad, por ende, al criticar su forma de vivir, está criticando a la sociedad a su vez. Usa la palabra “lúgubre” que alude a la muerte y simboliza cómo se siente muerta viviendo de esta manera. Luego, hacia el final de la cuarta estrofa, se puede ver uno de los motivos por los que dice esto. “pero cierra las puertas de tu rostro//para que no digan luego//que aquella mujer enamorada fuiste tú”, en esta cita se habla de otras personas que ‘dicen’. Presumiblemente se refiere a la sociedad en general y no a un grupo de personas en particular. Y a pesar de que el poema no gira en torno a criticar la sociedad de ese tiempo, indirectamente lo hace igual. Esto se debe a que en la frase, a través de una metáfora, Alejandra expresa como si muestra emociones, la gente no va a tardar en comentar y juzgar, por lo que tiene que actuar y esconder su pena. Esto representa otro aspecto de la represión de la época ya que las mujeres, en este caso, no podían mostrarse tal cual eran o se sentían por miedo a la mirada y crítica social.

En conclusión, Alfonsina Storni, Julia de Burgos y Alejandra Pizarnik, todas critican a la sociedad del siglo XX, ya sea directa o indirectamente, en los poemas analizados. La critican por lo que quiere el hombre y lo que es, es decir, por su hipocresía; la critican por ponerle estándares muy altos a la mujer y pretender que sea perfecta, por no dejar que las mujeres se expresaran libremente, por oprimir y restringirles sus derechos, por su enfoque en lo material y en uno mismo, en vez de en los demás; por su objetivación hacia la mujer, por su esclavización y por criticar y juzgar y concentrarse en habladurías.

«Detente Sombra» – Glosario

En nuestra clase de Literatura comenzamos a estudiar a mujeres escritoras. El primer texto que analizamos fue el poema «Detente Sombra» de Sor Juana dela Cruz. Y nuestra profesora, Camila, nos pidió que buscáramos las definiciones de la palabras que no entendiéramos.

Detente, sombra de mi bien esquivo,
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.

Si al imán de tus gracias, atractivo,
sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero
si has de burlarme luego fugitivo?

Mas blasonar no puedes, satisfecho,
de que triunfa de mí tu tiranía:
que aunque dejas burlado el lazo estrecho

que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía.

 

Ensayo de la Mujer

Como en nuestra clase de Literatura vamos a comenzar a estudiar a la mujer en la literatura, nuestra profesora, Camila, nos pidió que hagamos un ensayo sobre la mujer como el sexo débil.

 

El Papel de la Mujer con el Tiempo

La mujer a lo largo del tiempo ha sido tratada como un ser inferior y débil en cuanto al hombre, pero en los últimos años, esta idea ha ido cambiando.

Desde los comienzos de la raza humana, en las sociedades prehistóricas, las mujeres fueron encomendadas las tareas más delicadas y sencillas, en comparación a los deberes de los hombres. Ellas debían recolectar frutos, cuidar a los niños y encargarse de las tareas domésticas, trabajos que han sido comúnmente desvalorizados. En cambio, los hombres salían a cazar, lo cual es considerado un trabajo arduo y físicamente exigente. Es por esto que se dice que las mujeres, desde los primeros registros de la humanidad, eran consideradas el sexo más débil.

Luego, en la Edad Media, esta forma de pensar y de vivir y esta desigualdad no cambió mucho. Las mujeres seguían encargándose de las tareas domésticas y no se las trataba como a los hombres. Su imagen se basaba en si eran viudas o solteras o casadas, es decir, su identidad se basaba en su estado civil. Ellas dependían de un hombre para ser alguien. El deber de sus vidas era convertirse en una esposa y madre. Además, en muchas ocasiones, antes de casarse, eran tratadas como objetos. Era bastante común que se usara el matrimonio para sellar pactos o resolver conflictos políticos. Entonces, que la mujer siguiera ocupándose de las tareas del hogar, que dependiera de un hombre para poder tener una identidad y que se la trate como una moneda para arreglar temas estratégicos demuestra la inferioridad con la que eran tratadas.

Asimismo, el hecho de que hay muy poco rastro de cómo eran las mujeres de la época, o que hacían, demuestra también su inferioridad. Si uno se fija en los textos escritos durante esos siglos, eran, primero, escritos por hombres, y segundo, tratan de hombres. Esto refleja la superioridad e importancia que se les daba sobre las mujeres.

De todas formas, con el surgimiento de la burguesía, algunas mujeres, sobre todo entre las clases obreras, comenzaron a buscar empleo fuera del hogar. Y a pesar de que se les pagaba menos que a un hombre por hacer el mismo trabajo, fue un comienzo hacia un equilibrio en cuanto a su rol en la sociedad. Sus capacidades comenzaron a mostrarse y la idea de que eran débiles y frágiles se fue modificando. Esto se acentuó aún más con las Guerras Mundiales. Como muchos hombres habían sido llamados para pelear, mujeres tuvieron que empezar a trabajar en fábricas para reemplazarlos, y así, comenzaron a demostrar que eran igual de competentes para hacer los trabajos ‘duros’ de los hombres.

Desde entonces, poco a poco se les fueron reconociendo las capacidades y virtudes a las mujeres y se han, gradualmente, hecho reformas para crear una sociedad más igualitaria, como otorgar el sufragio femenino. Hoy en día, el movimiento feminista es muy popular. Lucha por la igualdad de oportunidades y derechos para todas las mujeres ya que a pesar de que vivimos en una sociedad mucho menos restrictiva y desigual de lo que solía ser, aún hay quedan ciertos aspectos donde los hombres son favorecidos sobre las mujeres.

En resumen, el rol y la percepción de las mujeres ha cambiado notablemente con el transcurso de los años. Han pasado de ser vistas únicamente como objetos u amas de casa, a poder tener las mismas oportunidades y derechos que los hombres y poder demostrar que no son débiles o inferiores.

Ensayo sobre Lenguaje

Nuestra profesora de Lengua, Camila, nos dio dos opciones para escribir un ensayo, yo elegí la segunda:

a. Uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras.

b. El lenguaje es el arma más poderosa.

 

El lenguaje es sin duda fundamental para la comunicación, comúnmente referido como ‘la arma más poderosa’. De todas formas, esta famosa frase crea mucha controversia porque es así como la gente se pregunta si tiene en realidad tanto poder o no.

Al ser mencionada una arma, uno directamente piensa en armas de fuego que estan relacionadas con tener la capacidad de matar a alguien, lo es creido que da gran poder. Es por esto que es común pensar que las palabras no son en realidad lo más poderoso, o peligroso que existe porque en comparación con una bomba atómica, por ejemplo, no crea la mismo destrucción que esta causa, es decir, no son letales. Ya sea una pistola o una bomba, ambas causan gran daño, pero una frase no causa daño físico en absoluto. Por esto mismo se podría decir que el lenguaje no es el arma más poderoso que existe.

Por otro lado, las palabras pueden ser la causa principal por la que tal daño ocurre. Por ejemplo, las bombas que cayeron en Hiroshima y Nagasaki causaron que dos ciudades quedaran en ruinas y fueron posiblemente el principal factor que causó que Japón se rindiera en la guerra más sangrienta de la historia, pero ¿no fueron las órdenes de una persona las que llevaron a ese resultado?, y ¿no fueron las palabras en el acuerdo firmado en el USS Missouri las que concluyeron oficialmente la guerra? Las palabras, como fue mencionado anteriormente, no causan daño directamente, pero sí ordenan que ocurra esto, o pueden llevarlo a su fin. Otro ejemplo es Hitler. Él mismo no tiro bombas o le disparo a muchas personas, pero fueron sus palabras y sus discursos los que convencieron a mucha gente a que todos los que no encajaran con la raza aria deberían ser exterminados.

Finalmente, las palabras, a pesar de que no causan una lesión física, sí pueden afectar los sentimientos de alguien. Esto puede llevar a que una persona se deprima, se angustie, se vuelva más insegura, o a que incluso se lastime a sí mismo, en casos más extremos. Es por esto que las palabras tienen mucha influencia ya que expresan opiniones que muchas veces pueden resultar hirientes.

En conclusión, a pesar de que el lenguaje no pueda causar daño físico por sí mismo, es definitivamente muy poderoso ya que tiene la capacidad de mandar a hacer mal y de herir psicológicamente a alguien.

«El Tema del Traidor y el Héroe» – Jorge Luis Borges

«El Tema del Traidor y el Héroe» es la tercera historia que leemos del libro «Ficciones» por Jorge Luis Borges. Para analizarla, nuestra profesora, Carol, nos pidió que hagamos dos actividades sobre esta. Yo trabajé con Bauti, Nico y Rochi.

 1. Leer e identificar el diálogo crucial: la acción o palabra que desencadena el conflicto:

«Nolan ejecutó su tarea: anunció en pleno cónclave que el traidor era el mismo Kilpatrick. Demostró con pruebas irrefutables la verdad de la acusación; los conjurados condenaron a muerte a su presidente. Éste firmó su propia sentencia, pero imploró que su castigo no perjudicara a la patria.»

     2. Adaptar ese diálogo para realizar con Pixton (o similar) una viñeta. Para ello deberías tener en cuenta el escenario, el estilo de vestimenta y el aspecto de los personajes:

LENGUA

«La Forma de la Espada»

En la clase de Lengua, comenzamos a leer el cuento «La Forma de la Espada» por Jorge Luis Borges. Y como es una historia enmarcada, sólo leímos el marco y Carol, nos dejó dos actividades en su blog para hacer.

1. Dibujar aquella cicatriz que es descrita en la primera oración de la historia.

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2. Escribí cuál crees que es esa historia secreta que oculta el inglés que fuerza al hombre a vender su campo.

 

Este campo le pertenecía a mi abuelo. Cuando chico, solía venir acá todos los veranos desde Irlanda. Esto fue hasta que un día, algo ocurrió.

Era ya de noche. Mi daideó estaba limpiando los platos y yo jugaba con el perro hasta que de repente, escuchamos alguien tocar en la puerta. Él se acercó, miró por la mirilla y rápidamente se dio vuelta con una expresión de horror y me ordenó que vaya al sótano y que no salga sin importar lo que pase. Nunca  lo había visto así, tan firme pero asustado al mismo tiempo.

Salí corriendo, bajé las escaleras y abrí la puerta. Estaba completamente oscuro. No podía ver absolutamente nada. Pasé mi mano por los lados de la puerta tratando de encontrar el interruptor de la luz. Cuando finalmente lo encontré, una pequeña luz se prendió. Titilaba constantemente pero era lo suficientemente buena como para iluminar todo el cuarto.

Me senté en una esquina y esperé, pero después de un rato me aburrí y comencé a revisar los objetos guardados allí y encontré cosas muy interesantes. Una brújula, un trineo, un diccionario de 1807 y una caña de pescar fueron los que me llamaron más la atención. Pero luego de un tiempo, ya había revisado cada rincón, excepto por una caja, pero que estaba cerrada con candado; y estaba empezando a asustarme.

Cada tanto escuchaba algunas voces, más como unos murmullos en realidad. Pero para que yo haya podido escucharlos desde ahí abajo, debieron haber estado hablando muy alto, posiblemente gritando. Eso me preocupaba, pero trataba de mantener en mente lo que me había dicho mi abuelo. No salir del cuarto sin importar lo que pase. A mí, como la persona curiosa que siempre fui, me costaba mucho mantener esa promesa, pero hice un gran esfuerzo y traté de distraerme para evitar subir.

Estaba tratando de descubrir si había alguna otra forma de abrir la caja cuando escuché un gran golpe y un disparo, o por lo menos me imaginé que había sido eso. Me quedé petrificado. Todo tipo de pensamientos pasaron por mi cabeza. ¿Qué si le habían disparado a mi abuelo?, ¿qué si mi abuelo le había disparado a las personas?, ¿qué si le habían disparado al perro?, ¿que si le habían disparado a mi abuelo y ahora venían por mí? Y como si hubieran escuchado mis pensamientos, escuche como alguien bajaba las escaleras.

Entré en pánico. Podía ser mi abuelo tanto como podían ser los que habían tocado en la puerta. Rápidamente, miré a mi alrededor en busca de un lugar para esconderme. Vi la caja, me acerqué y resulta que no estaba cerrada en realidad, el candado era simplemente decoración. Me devolví, apague la luz y sin pensarlo dos veces, lo abrí y salté adentro. Tenía que poner mis rodillas contra mi pecho para entrar porque había algo más adentro. Pasé mis manos por arriba del objeto y estaba frío. Tenía una especie de mango o empuñadura de cuero pero cuando este terminaba, empezaba la parte fría, con filo de un lado. Parecía ser un cuchillo. Pero era más largo. Una espada. Aunque no cualquier tipo. Tenía la hoja ligeramente doblada. Mi abuelo me había enseñado mucho sobre espadas y esta era una espada Samurái.

Mi análisis de la espada se vio interrumpida por los pasos se iban haciendo más y más fuertes y por mi respiración que se iba acelerando.

Podía distinguir las voces de dos hombres pero no muy bien de qué hablaban. Pude diferenciar palabras como, «rápido», «busca», «apresúrate», “la espada”, «el viejo», “guardada”, «lo mataremos». Estaba tratando de hacer que todas esas palabras tengan coherencia cuando de repente la luz cegó mis ojos. Uno de los hombres me había descubierto.

– ¿Quién es este?, preguntó uno de los hombres. Se veía bastante joven. Tenía no más de treinta años pero su pelo estaba sorprendentemente lleno de canas. Sostenía en una de sus manos un cuchillo.

– No sé, ¡no importa, tráelo arriba! ¡Y la espada!, el que dijo esto sí que era más anciano, posiblemente era un abuelo, pero estaba en perfecto estado físico y al decir esto, uní todo lo que habían dicho y supuse que su propósito de estar acá era encontrar la espada.

El hombre se agachó para agarrarme pero me resistí. Patalee y revolee mis manos en un intento de evitar ser atrapado. Este, al tratar de agarrar mis manos para controlarme, pasó su daga por mi cara y me hizo parte de esta cicatriz. Por la expresión en su cara me pude dar cuenta que no lo quiso hacer a propósito, pero tampoco se disculpó. Simplemente me agarró y me cargó sobre su hombro.

Una vez arriba, me soltaron, y pude ver lo que me marcaría por el resto de mi vida. Mi abuelo yacía en el piso cubierto de sangre y moretones, inconsciente. Sentí como mi pecho se llenaba de ira y furia. Mi primer pensamiento fue que debía vengarme.

Observé a los asesinos y no noté ni una señal de remordimiento o empatía hacia mí. Eso hizo que me enojara aún más. También noté lo feliz que estaban por haber conseguido la espada. Pero yo no iba a dejar que se la quedaran. Ellos me habían sacado a mi daideó, ahora yo les iba a sacar su valioso tesoro.

Cuando se levantaron para buscar quién sabe qué y debatir lo que iban a hacer conmigo, salté de la silla donde me encontraba, agarré la espada y salí corriendo por la puerta de la cocina. Crucé los pastizales de los vecinos, las plantaciones de los granjeros y la ruta hasta llegar a un hospital. Nunca había corrido tan rápido ni tanto, nunca creí que era físicamente posible para mí, pero culpo a la adrenalina. Escondí la espada tras una maceta y entré para ser atendido.

Años después, seguía pensando en ese incidente y recordándolo como si hubiera pasado ayer. Aparentemente, mi tío abuelo les debía plata a esos hombres, pero como murió, recurrieron a su hermano, mi abuelo, para recuperar su plata. Sabían que él tenía la espada ya que pertenece a nuestra familia desde hace siglos y estaban determinados a conseguirla ya que su valor era mayor a la cantidad de dinero que se les debía.

A los doce años creía que esa “venganza” había sido suficiente, pero con el correr del tiempo, sentía como mi rencor crecía cada vez más. Necesitaba hacer algo que los marcara y traumara de por vida.

Fue entonces que decidí ir a visitarlos a ‘La Colorada’, la casa de mi abuelo que ellos decidieron quedarse con sus familias. No voy a entrar en detalle pero digamos que sangre corrió, niños lloraron, una lección fue enseñada y fue ahí donde mi cicatriz se alargó.

Ahora, seguramente  te preguntas cómo es que esta historia hizo que Cardoso me vendiera la casa. Bueno, él era el nieto de uno de los asesinos y le refresqué la memoria. Le recordé de aquella noche en la cual les pegué una visita y dejé muy claro que no tenía miedo en volver a hacerlo con tal de lograr justicia, porque esa casa fue arrebatada de nosotros.

En cuanto a los rumores sobre que un par de veces al año me encierro en mi cuarto a tomar, es verdad. Una vez en la fecha donde mataron a mi daideó, y la otra en la fecha en que cumplí con mi venganza. Y sí, soy duro con mis peones porque quiero restaurar y reconstruir la casa de mis veranos de mi niñez.

«El Sur» – Jorge Luis Borges

En la clase de Lengua, estuvimos leyendo el libro «Ficciones» de Jorge Luis Borges. Hasta ahora sólo leímos el cuento «El Sur», entonces Carol nos pidió que hagamos un prezi/glogster/documento o lo que queramos sobre la historia. Yo trabajé con Jose, Lucía y Rochi y este es el prezi que hicimos:

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Escritura Pautada

En la clase de Lengua, la profesora nos pidió que escribiéramos un cuento a partir de algunos datos propuestos por otros compañeros.

LUGAR: Minnesota

OBJETO PERDIDO: una bota con alas

PERSONAJE: Pocho la Pantera

FRASE: «No culpes a la noche, no culpes a la playa, no culpes a la lluvia, será que no me amas»

MOMENTO DE LA HISTORIA: En los locos 90

 

“No culpes a la noche, no culpes a la playa, no culpes a la lluvia, será que no me amas”. Ernesto se pasaba día y noche cantando esa canción. Había salido ese mismo año, en los locos 90, hace tres meses, y él la seguía cantando ya que idolatraba a Luis Miguel. Cuando alguien la escuchaba sabía que él se estaba acercando. De todos modos, nadie en la ciudad de Minnesota lo conocía como Ernesto. Todos lo conocían como Pocho La Pantera, su nombre de artista.

Todos los viernes tocaba en un bar en el centro. Y a decir verdad, se llenaba el lugar. Aparentemente sus distinguidas canciones de cumbia atraían a mucha gente. Pero un día, estaba por salir al pequeño escenario a cantar, cuando se dio cuenta de que le faltaba su zapatilla de la suerte. Su zapatilla favorita. Era una especie de bota con alas y Pocho se reusaba a salir sin ella. Después de varios minutos de discusión, Viviana, o como mucha gente la conocía entonces, “La Griega”, su novia, logró convencerlo.

Salió, y los nervios le jugaron en contra. Como se había convencido de que sin su zapato no lo podía hacer, en el medio de su segunda canción, “El Hijo de Cuca”, abandonó el escenario pensando que estaba cantando mal.

No cantó por casi cinco meses. Y cuando estaba por anunciar que se iba a retirar, vió como del techo bajaba volando su bota. El público comenzó a cantar su nombre, mostrando que no querían que se retirara. Y así fue, el Pocho siguió cantando en el mismo bar todos los viernes pero se preocupó de dejar sus zapatos bien escondidos para que no desaparezcan nunca más.